Mochilas khaki, con sueños de oasis
El motivo es ya conocido, repetido en muchas películas y en muchas novelas de estirpe romántico o aventurero: el 'everyman' que es a su vez estudioso, o auto-didacta, que porta pantalones khaki, camisa blanca, a veces algún tipo de pañuelo en la cabeza, y una mochila de lienzo y cuero. Es el que busca, que quiere descubrir, que apunta en un cuaderno escondido en el enigma de esa mochila las pistas que encuentra que le van llevando al momento en que lo desconocido o irreconocido viene a ser la verdad comprobada, si no simplemente un mundo más amplio de experiencia, dentro del cuál sabrá manejarse.
Cualquiera puede decir que tal sueño no debería ser, que el que busca es un soñador y un idílico, un lujurioso egoísta que no sabe poner los pies sobre la tierra firme, pero hay que pensarlo bien: si no pone los pies sobre la tierra firme, pero sobrevive a su manera, ¿será que sabe cómo levitar, mantenerse libre de la gravedad cotidiana de masas, ser y ver más y decir verdades, tal como exigiría el oficio de soñador que aparentemente ha elegido, queriendo? Da constancia a la imagen del que busca verlo así: no sólo busca por compulsión, sino que busca sabiendo que en la búsqueda, hay algo de valor.
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