La distancia, la euforia y lo invivible...
Me había parecido única, perfecta, intachable, la experiencia de vivir tantas mañanas envueltas en un sueño invivible : me había causado más que dolor euforia, pensar que estaba tan cerca de la fuente de la alegría y el placer, aunque no pudiera beber de ella : me había puesto el corazón a latir con tremebundo esfuerzo, vivir la distancia como si fuera deducible, reductible, como si pudiera llevar a una intimidad más íntima : y la distancia, la euforia y lo invivible, se juntaron en un proyecto mutuo para enseñarme que ninguno de los tres admite competencia ni jamás será reductible ni colabora con el que lo viva : o existen y dominan o no, o arrebatan y atormentan o dejan que fluyan las demás cosas, apartándose, íntegros, y menos variables que nosotros...
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