Una red de cantos igneos...
Amar es descubrimiento, es atreverse y navegar sin miedo, es duende al atardecer y disonancia que enorgullece la danza de luces del alba, es viaje al absurdo y vuelta con toda la sabiduría que ahí habita, es especia y dilatación de propósitos, esfera triangular y constancia fragmentada en la que cada pedazo quema en cada costado a los demás pedazos, una red de cantos ígneos que trata de ser un universo nuevo que brinda su propio fracaso y fragilidad...
es un sueño y un extramundo, una amplitud y un enfoque, es más y es menos y reclama que se tiren abajo fronteras y barreras y claro, en su infinita paciencia, padece en lo más común una impaciencia tan productiva-comunicativa como peligrosa-viciosa : es la ley del más bondadoso, donde el ser humano intenta encontrar la parte más generosa de su vida interior, a la vez que intenta alimentarse consumiendo contactos exteriores...
amar es sufrir abiertamente algo que no tiene por qué ser sufrimiento, algo más hermoso que cruel, más fuente de fuerzas insospechadas que pozo sin fondo : sufrimos queriendo ser más, y mucho más, que nuestro sufrimiento, pero sin querer dejar atrás esa épica interna que nos trae el sabor de un padecer específico, vinculado a un ser o a una situación específica, un sueño o un proyecto de difundir sueños...
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