Enumerando arenas, IX
Una mujer embarazada, ronda los 30 años, morena y plenífera, esbelta y serpentina, porta un ligero vestido blanco, pasa paseando, la líquida mirada hacia arriba, como si llegara y se fuera en un mismo gesto, comunica con otro mundo, el de lo potencial, de lo porvenir, su cuerpo se adapta a la curva plasma superficial que marca la frontera entre ese universo de lo potencial y éste que damos por hecho...
sin conocerla, su ser se ve, se ha entregado —tiene cara de estar a gusto en la entrega y eso es cantar volúmenes— al duro e ilimitable quehacer de dar con vida más vida a lo vivible, de ampliar, como si fuera tan sencillo como desearlo y saber con elegante sagacidad que está bien así, lo potencial de la dudosa y circulocuaz experiencia de estar aquí, existiendo, siempre con un pie y parte de la mirada en lo potencial...
No hay comentarios:
Publicar un comentario