Ligeros indicios de rumbo
En el momento, ¿qué falta? saber en qué estado se halla la salud o el destino que uno lleva toda una vida formulando? con qué fin? Pensarlo así, uno se da cuenta de que es precisamente eso que no se sabe : hay ligeros indicios de rumbo, de inclinación, de peso, momento y tendencia, pero la verdad es que sin jamás poder verlo venir, uno puede estar llegando al extremo de lo que su ser puede llegar a consumir de esta existencia, y por lo tanto, aquellas ansias de si va mal, si saldrá mal, de si todo ya se echa a perder, no tienen cabida, son una manera más de proponerse el fracaso, eso sí, pero sin ni fin ni eficacia vitales : la bestia solitaria, un pálido simulacro del verdadero ser, un idioma hablado mal por hablarse entre polos, entre el punto de su relevancia y el de su antítesis, la exploración visceral del olvido...
¿hace falta poder decir sí, eso eso, poder contener y exhibir un sumo estado de las cosas, un estatus supera en velocidad todas las corrientes de la abundancia? cuando de mil maneras, en cada momento, llega la evidencia de que de eso no se trata, de que ese proyecto es más pasatiempo que metafísica, más nerviosismo que investigación?
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